Cómo mantener los pies frescos y calientes con ayuda de una buena calefacción y deshumidificador
En las temporadas invernales el problema de la humedad es latente en casi cualquier rincón de la casa u oficina, por lo que debemos poner más atención a estos detalles para que no afecte a nuestra salud de manera seria, sobre todo las vías respiratorias, que son muy susceptibles en dichas temporadas frías.
Podemos seguir algunos consejos prácticos para mitigar o incluso eliminar los efectos de la excesiva saturación atmosférica en nuestro entorno (por ejemplo, con un deshumidificador), y que esta no incida directamente en nuestro cuerpo.
Uno de los puntos esenciales es el calzado que empleamos en todo momento, y es que especialistas podólogos, aconsejan que esta parte importante de nuestra indumentaria no esté apretada a nuestras extremidades inferiores, ya que eso estancaría la circulación natural de la sangre, cuando es obvio que para obtener calor, la mejor forma es que esta misma circule adecuadamente. Asimismo, dichos especialistas puntualizan que no es recomendable poner nuestros pies al calor directo de la chimenea o la calefacción, ni tampoco bolsas de agua caliente sobre estos.
Algo importante que debemos checar en todo momento, es la estructura interior de la casa, estar seguros que no haya problemas de humedad desde los mismos cimientos del hogar, ya que si se trasmina por cualquier recoveco o las juntas entre cada muro, deteriorarán la resistencia de los materiales, provocando un enfriamiento anormal; eso nos hará ser más sensibles a la sensación térmica, obligándonos a sobreexplotar los aparatos como calefacción o aire acondicionado. Además, nuestro cuerpo no estará a gusto en ningún momento, empezando por los pies, y como ya se sabe, si pies y manos no están calientes, muy difícilmente el cuerpo lo estará. Es fundamental que arregle esta clase de problemática desde raíz, para que su hogar esté herméticamente confortable, y no sufra las heladas propias de los meses invernales.
Instalar un deshumidificador en áreas críticas podría hacer la diferencia entre tener una casa térmicamente cómoda, ya que la saturación atmosférica incide directa o indirectamente en la temperatura interna de cualquier edificio.
En general, cuando llegan las épocas de frío, algunos especialistas recomiendan realizarse duchas de frío-calor, para así estimular la circulación no solo de los pies, sino de todo el cuerpo entero. Lo que explican es que de esa forma, los vasos sanguíneos, al igual que los poros de la piel, se estimularán a tal grado, que la sangre circulará mejor, y así no será tan fácil que agarremos alguna gripa cuando salgamos al exterior. El proceso sería de meterse a la regadera con el agua caliente, y cuando tengamos un minuto antes de salir, bañarnos con el último chorro de agua fría. Asimismo, los podólogos dan como consejo que movamos nuestras piernas y pies de forma constante, o que por lo menos las frotemos cuando tengamos algún tiempo libre, para que la circulación se mantenga constante.
El uso adecuado de la calefacción también puede ser clave. Como ya mencionamos, no se trata de tener el radiador encendido a todo lo que da, porque podría resultar aún más contraproducente para la salud. En ese sentido, lo que se recomienda es que el calor del hogar u oficina sea completamente homogéneo, para que la sensación de confort se sienta en todos los rincones. La calefacción de piso o techo radiante podría ser una magnífica idea para siempre mantener el cuerpo a la temperatura normal. Asimismo, el uso de deshumidificadores podría ser crucial para conservar un hogar sano.
Recordar que si vamos a salir a la calle, mantenerse abrigado es obligatorio para tener una salud óptima. Los podólogos recomiendan vestir calzado a base de goma, para que el aislamiento de las bajas temperaturas sea más satisfactorio.