Nebulizadores y sanitización para limpieza de lugares públicos y privados
La circulación libre de microplásticos por la atmósfera no es un tema nuevo, ya que posiblemente sea un fenómeno que se ha dado desde los 80’s, cuando el consumo del plástico empezaba a incrementarse de forma desorbitante. Es posible que el vaso o recipiente que usaron las personas en décadas anteriores, se hayan fragmentado en desechos plásticos tan pequeños, que a lo largo de los últimos años, se hayan infiltrado en el suelo, agua y el mismo aire que se respira.
La necesidad de uso de nebulizadores para sanitización pública, y para otros procesos de limpieza, precisamente se han tenido que incrementar, por la constante polución ambiental en áreas con grandísima afluencia de personas. Sin embargo, es necesario añadir el problema que se ha venido cocinando hace décadas.
Los microplásticos que constantemente circulan por la atmósfera terrestre, invariablemente se adhieren a las corrientes oceánicas, mismas que transportan esa clase de contaminación, hacia todos lugares. Cierto es que las tormentas de polvo sahariano, llevan consigo muchos nutrientes, para fertilizaciones masivas en tierras que incluso se consideran infértiles.
Sin embargo, en cuanto a otros fenómenos naturales y que son esenciales para vida en el planeta, se están viendo en riesgo por culpa de microplásticos y otra contaminación dañina. El viento, agua y suelo, se están contaminando de manera sistemática, arriesgando el óptimo crecimiento de plantas, flores y frutos.
Las grandes ciudades deben lidiar con constante contaminación de dióxidos, y propagación de virus como influenza o coronavirus en lugares públicos, que incluso se han tenido que lanzar programas completos para la sanitización de lugares con nebulizadores u otros sistemas de desinfección. Ahora, añadir a la mezcla pululante los microplásticos que se pueden impregnar en el torrente sanguíneo de una persona, y hasta en el insecto más pequeño, pues simplemente se vislumbrará una situación nada alentadora para la humanidad.
Ahora, para atender de manera efectiva el problema de los microplásticos, los científicos que se han dado a la ardua tarea, declaran que es vital saber cómo se mueven estos contaminantes, a través de los sistemas globales, sabiendo las rutas principales hacia la atmósfera, su tiempo de permanencia en la misma, así como los focos de polución entorno a estos compuestos.
Su ingreso a la atmósfera se debe a los residuos ya muy viejos que se logran infiltrar y diseminar de forma sistemática y a gran escala, dependiendo de los patrones atmosféricos, y no entran en la forma que se pensaba, desde los vertederos.
Otra fuente, es de los fertilizantes que se emplean en la agricultura, ya que estos suelen proceder de los tratamientos residuales de aquellos microplásticos filtrados de aguas, pero que aún pueden permanecer en residuos biológicos. El viento es otro factor preponderante, ya que es capaz de arrastrar las partículas hacia los grandes centros urbanos del planeta.
Los programas de desinfección y sanitización a través de nebulizadores, pudiera ser una solución, pero algo superficial a final de cuentas, si se considera la contaminación sistemática por microplásticos y otros compuestos, derivados de la industria y otras operaciones comerciales y de desechos. Aun así, los programas de higienización por medio de mecanismos de nebulización, deben ser constantes, para el bien de la ciudadanía.
Pero si realmente se quiere dar pasos importantes en torno al tema, entonces se debe ir avanzando todavía más en los productos biodegradables del plástico, porque realmente el panorama es desalentador en todos sentidos. Todas esas bolsas y productos similares que se encuentran en la tierra y mares, se irán descomponiendo hasta volver a expeler todos sus componentes elementales, pero en formas y tamaños indetectables y mucho más peligrosos para el humano, reino animal y vegetal.