Las personas que padecen enfermedades respiratorias como rinitis, sinusitis, asma o alergias pueden ver beneficiada su salud con el uso de un humidificador, ya que este aparato puede eliminar el aire seco que irrita e inflama las vías aéreas y provoca la molesta congestión nasal; el aire humidificado es de gran ayuda para disolver la mucosidad para que pueda ser expectorada y con esto aliviarse las molestias ocasionadas por un resfriado, una gripe o por una condición crónica que afecte la salud respiratoria.
Las personas que sufren de resequedad, de sangrados nasales constantes, de grietas en labios y nariz, además de padecimientos respiratorios crónicos como la sinusitis o la rinitis pueden empeorar cuando el aire se encuentra demasiado seco; incluso una persona con una buena salud puede verse afectada por el aire seco, especialmente si pesca un resfriado.
Los humidificadores emiten vapor de agua para así incrementar los niveles de humedad que se encuentran presente en el aire, por lo que pueden brindar alivio y humedecer los espacios principales de una casa, especialmente aquellos donde se pasa la mayor parte del tiempo y se necesita mejorar la calidad del aire para obtener niveles de humedad aceptables.
La humedad consiste en la cantidad de vapor de agua que se presenta en el ambiente; usualmente la cantidad de humedad en un lugar varía con base en la estación del año, el clima y las condiciones propias del hogar donde se habita; en general los niveles de humedad incrementan durante el verano y descienden en los meses de otoño e invierno, cuando las enfermedades respiratorias se incrementan a causa del frío. Un nivel adecuado de humedad debe estar entre el 30 y el 50%, ya que niveles demasiado bajo o demasiado alto pueden causar problemas de salud.
La humedad cuando se encuentra en niveles muy altos puede provocar que los entornos se sientan muy saturados, fríos y que huelan mal, en las paredes, pisos y techos pueden presentarse condensaciones (que son frecuentes y normales en los cristales) donde se desencadena el crecimiento de bacterias dañinas para la salud, como los ácaros del polvo o el moho, que son alérgenos que ocasionan graves problemas respiratorios, alergias y brotes de asma. Por su parte, la baja humedad causa resequedad en la piel, irritación de los conductos nasales y de la garganta y provocar la sensación de escozor en los ojos.
Medir los niveles de humedad es posible con la ayuda de un higrómetro, un dispositivo similar a un termómetro con el que se mide la humedad en el aire; antes de adquirir un humidificador, se recomienda asegurarse de que realmente es necesario en determinados espacios, ya que si se utiliza inadecuadamente puede ocasionar malestar al mantener los niveles de humedad demasiado altos. Podemos encontrar humidificadores con un higrómetro integrado, lo cual es ideal para mantener la humedad bien controlada y en niveles adecuados, sin que se convierta en un peligro para la salud de los miembros del hogar.
Si tenemos en casa una persona con asma, alergias u otras condiciones respiratorias crónicas, es importante hablar con el médico antes de pensar en utilizar humidificadores; muchos médicos concuerdan en que el incremento en la humedad del ambiente propicia un entorno más confortable, en el que la respiración se facilita, especialmente en las personas con asma, alergias o que padecen de un resfriado o infección en las vías respiratorias.
Sin embargo, aunque es un dispositivo útil, es indispensable mantenerlo completamente limpio, pues los humidificadores sucios producen niebla sucia, saturada de moho o bacterias que pueden desencadenar o empeorar los síntomas de las enfermedades respiratorias a causa de los alérgenos que contiene el aire que contienen.
¿Cómo mantener limpio un humidificador?
Los depósitos y los filtros suelen ser los lugares donde se acumula la suciedad y el polvo, y donde se crían con rapidez las bacterias y el moho, los cuales no sólo afectan a las personas afectadas por problemas de asma y alergias, sino a cualquier persona sana e incluso a las mascotas; los humidificadores sucios son desencadenantes potenciales de resfriados, gripes y de infecciones en las vías respiratorias si la niebla o el vapor que se libera en el aire se encuentra contaminado. Los modelos que trabajan con vapor caliente son menos propensos a liberar este tipo de alérgenos que aquellos que trabajan con neblina fría, a pesar de que estos son los más recomendables, especialmente para los niños porque los humidificadores de vapor caliente pueden provocar quemaduras al acercarse demasiado a ellos. Con el fin de evitar esta y otras problemáticas se recomienda mantener el dispositivo a aproximadamente dos metros de distancia de la cama y, de preferencia, ponerlo a funcionar cuando no hay nadie en la habitación para preparar el ambiente antes de entrar en él.
Para mantener a los humidificadores libres de alérgenos como moho, hongos y otras bacterias, se recomienda vaciarlos y limpiarlos a diario pues las bacterias se reproducen en las aguas estancadas. Se recomienda no dejar que estos dispositivos trabajen por mucho tiempo, ya que pueden provocar que las superficies de una habitación se sientan mojadas o húmedas, y los microorganismos y hongos pueden proliferar en ellos, causando o empeorando los problemas respiratorios; del mismo modo, se recomienda medir la humedad y mantenerla en niveles de hasta el 50% para crear un entorno confortable y saludable.
Otro consejo para mantener en buen estado este dispositivo es utilizar agua destilada o de garrafón en lugar de agua de la llave, ya que la segunda contiene minerales y sedimentos que se pueden acumular en los humidificadores, y lo que es peor, pueden lanzarse al aire en forma de polvo blanco y ocasionar malestar o problemas respiratorios, mientras que el agua purificada no tiene estos sedimentos y la acumulación de minerales es poco probable con su uso.
Antes de utilizar el dispositivo es importante leer las instrucciones del fabricante, con lo que veremos si es necesario utilizar cartuchos o filtros de desmineralización, lo que permite utilizar el agua de la llave sin temor a que el polvo blanco aparezca en los muebles y dificulte la respiración. Sea cual sea el tipo de agua que se utilice, es importante cambiarla a diario, evitando así que se formen películas o depósitos al interior del dispositivo; debe ser una tarea diaria desconectar la unidad, vaciar los depósitos, secar las superficies interiores y rellenar con agua limpia el humidificador; cada tercer día se puede limpiar el dispositivo con una solución a base de peróxido de hidrógeno, cloro u otros desinfectantes (nuevamente consultar el manual del fabricante la solución más recomendada para la limpieza), que deben ser enjuagadas y secadas para evitar que estos químicos sean convertidos en polvo y transportados mediante el aire y posteriormente inhaladas por nosotros y nuestros seres queridos.
Si el dispositivo utiliza filtros, es necesario cambiarlo con la frecuencia recomendada por el fabricante, o aún más frecuentemente si notamos que se encuentra sucio; recordemos que las bacterias y microorganismos se acumulan en la suciedad y que estos se transportan al medio donde se encuentra nuestra familia por medio del aire. Los cartuchos o filtros usados y sucios deben desecharse, evitando ser reciclados a menos que sean lavables; hay aparatos cuya duración de los filtros es muy larga y se pueden limpiar para utilizarse casi de forma indefinida. Se recomienda lavarlos cada dos semanas o más frecuentemente si se ensucian, para lavarse debe desmontarse y utilizar abundante agua para eliminar los depósitos de sedimentos minerales; antes de volver a colocarse, el filtro debe estar totalmente seco.
El reservorio o depósito de agua debe limpiarse con la misma frecuencia que el filtro, aunque esto dependerá de la calidad del agua que se utilice; los detergentes deben evitarse para este fin, ya que pueden dejar restos de químicos que pasarán al medio ambiente, utilizando agua con vinagre o bicarbonato de sodio y un cepillo de cerdas suaves.
Si tenemos humidificadores integrados al sistema de calefacción debemos preguntarle al especialista e instalador sobre el tipo de mantenimiento que debe dársele, así como cuándo se deben cambiar los filtros y limpiar el equipo por dentro. Si el área ubicada alrededor del dispositivo se humedece o se moja después del uso, es importante apagarlo o reducir la frecuencia o el tiempo con la que se utiliza el aparato; podemos utilizar el aire acondicionado para secar el exceso de humedad, sin embargo hay que cuidar este aspecto porque estos equipos tienden a secar demasiado el ambiente.
Cuando el tiempo de uso de los humidificadores (que suele ser en otoño e invierno, cuando la humedad ambiental desciende), es recomendable almacenar el equipo, pero antes de eso hay que limpiarlo con un paño húmedo y la solución que se utilice habitualmente para mantenerlo limpio; hay que secar el aparato perfectamente y guardarlo seco y limpio, de preferencia en su empaque original para que no acumule polvo mientras no se utiliza.
Si tenemos humidificadores muy viejos, de más de diez años de vida, es tiempo de considerar la posibilidad de cambiarlos, especialmente si no han recibido el mantenimiento y limpieza recomendados, ya que estos dispositivos acumulan depósitos donde crecen las bacterias y se hacen más resistentes, casi imposibles de eliminar. Si este es tu caso y buscas el mejor humidificador para tu hogar, en la página web de H2OTEK encontrarás una enorme variedad de modelos, así como toda la asesoría por parte de nuestros especialistas para que elijas el equipo más adecuado para tus necesidades y el bienestar de tu familia.