La utilidad del humidificador para contrarrestar la sequedad en mucosas con un buen control de humedad y temperatura
El trastorno del sueño es una imposibilidad de poder dormir adecuadamente durante la noche, la cantidad de horas que se necesitan. Estas perturbaciones no discriminan, pues todos las podemos padecer, adultos, personas de la tercera edad, jóvenes y hasta niños y bebés. Es por ello que hay una amplia variedad de factores que impiden un buen sueño reparador para afrontar las actividades diarias.
Qué factores impiden un sueño reparador
– Factores microclimáticos de la casa y habitaciones. Por estas causas, a un gran porcentaje de personas se les dificulta conciliar el sueño. En verano por el clima caluroso y seco, que perturba un buen descanso. Es importante que en todas las habitaciones haya un clima óptimo, y que en los cuartos de los bebés, exista un humidificador en frío, para otorgar frescura y humedad en el recinto de estas criaturas y niños pequeños, considerando que la sequedad excesiva daña las mucosas de los infantes, impidiendo una buena respiración, que lamentablemente se ve reflejada en una mala calidad de descanso.
En invierno, también hay la posibilidad de que algunos días se presenten con temperaturas gélidas y secas, aumentando aún más el riesgo de enfermedades respiratorias, como la influenza y la COVID-19. En ese sentido lo mejor es incluir sistemas de humidificación, para que el control de humedad y temperatura se equilibre. Además, no olvidemos que con solo un buen humidificador potente, bastaría para propiciar condiciones térmicas deseables, sin la necesidad de encender la calefacción a su máxima potencia, y más si se consiguen sistemas en vaporizadores en caliente.
– Hábitos insalubres en niños que impiden tengan un buen sueño. Una mala alimentación y exceso de uso de videojuegos, computadoras y celulares, llevan invariablemente a que un niño no duerma adecuadamente, repercutiendo de forma importante en su desarrollo cognitivo en la escuela, comparado con sus compañeros de aula. De acuerdo a la doctora Arana Lechuga, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y reconocida por la Sociedad Europea del Investigación del Sueño, afirma por medio de estudios, que los niños mexicanos son de los que menos duermen en todo el mundo, con menos de tres horas de las que deberían, en comparación con infantes de otros países.
Las niñas y niños deben dormir entre 10 y 11 horas diarias, dependiendo de la edad. Es importante evitar catalizadores, como juegos de video y alimentos ricos en azúcares, los cuales se les debe dar al menos tres horas antes de la hora de dormir. Adecuar un clima equilibrado y cómodo también es esencial; el frío y calor excesivo, así como una saturación atmosférica muy alta o muy baja, siempre serán contraproducentes para el confort térmico. En ese sentido, en la habitación de los niños, no solo basta con tener un buen sistema de aire acondicionado, sino también humidificadores y deshumidificadores, que equilibren las condiciones térmicas con un control de humedad y temperatura, dependiendo de la estación del año, y previendo si son inviernos/veranos húmedos o secos.
– Estrés laboral y estudiantil. Esos malos hábitos también se pueden proyectar en la adolescencia y adultez, pero un factor que podría ser aún más determinante que todo eso, es el estrés de la escuela en los jóvenes, y el estrés laboral en los adultos. Los estudiantes cada vez más, tienen obligaciones escolares, que por la carga de materias y proyectos, deben lidiar con una cantidad de trabajo importante, aunado a eso, que muchos de ellos todavía deben laborar para pagarse los estudios.
Además, los malos hábitos están presentes. Desveladas entre semana por fiestas, reuniones, videojuegos, hábitos alimentarios insalubres. Jóvenes y adultos tienen que lidiar con las consecuencias de ello.