El concepto de la atención plena o consciente, refiere a un modo de vida en el cual estamos al tanto de las cosas que nos rodean, en todos sentidos. Precisamente, una de esas ramificaciones es a través de la limpieza, como una forma de terapia efectiva para ordenar nuestra casa y nuestra mente; inclusive, se dice que un monje budista encontró el nirvana por medio del acto de barrer el suelo.
Después de todo, no hay que olvidar que el orden y limpieza de nuestra casa, es un reflejo de nuestros pensamientos y estabilidad mental. El solo hecho de abrir nuestras ventanas todas las mañanas para respirar el aire puro, es esencial para la salud del cuerpo y el mismo cerebro. Igualmente, se aconseja limpiar en las primeras horas del día e incluso antes de dormir, pudiendo ser de manera superficial, o con más profundidad, con uso de purificadores o nebulizadores para desinfección de todos los espacios del hogar.
Los nebulizadores para sanitización y otros utensilios de limpieza, son muy necesarios, y más en épocas de pandemia con todos esos virus sueltos que nos hacen tanto daño; la higienización no solo es terapéutica, sino muy necesaria para mantener saludables a nuestros seres queridos.
Pero enfoquémonos en la terapia y su significancia ligada a la limpieza. Primero que nada, limpiar es una acción que nos enfoca en el presente, en ese lapso de tiempo en el que nuestra misión es sanatizar cada rincón del hogar o departamento. Lo malo es cuando procrastinamos, poniendo tal actividad en el futuro, una y otra vez, sin que nunca llegue ese momento de limpiar a fondo. Es posible que ese tipo de actitudes se vean invariablemente reflejados en el trabajo y hasta en la misma vida social, donde dejamos para después, actividades que son importantes para la evolución personal.
Uno de los rituales más significativos se viven en Japón, donde cada 28 de diciembre se hace una limpieza profunda del lugar y lugares de trabajo, para recibir un buen año nuevo y que todo parta con un excelente inicio, limpio y claro. Es obvio que la cultura nipona es el epítome del orden y limpieza, que además sus costumbres se ven plasmadas en procesos de mejora para la gestión de la calidad en las empresas y que son aplicables a casi todos los conceptos de organización, incluso de una casa.
Ese ritual japonés implica una profunda limpieza que se une a la sanitización de los lugares, para mantener los virus y bacterias en completa erradicación, por medio de purificación a través de varios métodos, como el uso de nebulizadores para sanitizar y desinfectar. Indudablemente es una forma de soltar todas esas cosas que no necesitamos, objetos que se han ido acumulado sin razón y que solo hacen daño a la mente, aunados a todos esos peligrosos virus que pudieran estar adheridos.
Psicólogos terapeutas y hasta médicos han asegurado que la acción de limpieza doméstica suele acarrear cosas muy positivas, como una panacea relajante que permea en el estado mental y emocional de cualquier persona. Los psicólogos especialmente, lo ven como una catarsis, cuyo proceso implica deshacernos de esas cosas que ya no necesitamos, y solo se acumulan en nuestros espacios, otorgando nada más que un aspecto sucio y desordenado, donde lamentablemente en muchos de los casos, eso se ve reflejado en nuestra vida diaria, con comportamientos no naturales de nuestro ser, que además, puede lastimar a otra gente, y perjudicarnos en nuestro desempeño laboral.
Es imperativo que limpiemos alguna clase de desorden que tenemos en la casa, por bienestar físico y mental, de todos los que habitan el hogar, porque la suciedad se hereda, de padres a hijos.
Usar nebulizadores para sanitización y desinfección siempre será lo mejor para mantener un aire puro y limpio, al igual que todas las superficies. No olvidemos que el COVID-19 llegó para quedarse, como la influenza y otros virus que a fuerza, convivirán con nosotros.