¿Cuál es el futuro de la humanidad en cuanto a cuestiones climáticas? Puede haber muchas respuestas, y hallar una concreta resulta más complicado. La realidad de afrontar climas cada vez más desesperantes, lleva a una respuesta invariable: uso de combustibles fósiles y el subsecuente aire acondicionado obsoleto. Si los sistemas de climatización generan demasiado gasto energético, es porque no se ha tenido una concientización para evolucionar las instalaciones de un edificio con buena ventilación mecánica, por no decir natural. Esto se ve empeorado por el simple hecho de que esos sistemas ya pasados, vician el poco oxígeno respirable en ciertos espacios cerrados.
Ahora, sistemas humidificadores y desecantes son los mecanismos que han tenido una evolución en el mundo de la climatización. No por nada, su demanda ascendente es una realidad, porque las personas se están dando cuenta, de la máxima practicidad y eficiencia otorgadas por esta clase de tecnología. En ese sentido, se recomienda acudir a esta clase de aparatos, porque suelen ser una mejor solución que el aire acondicionado, sobre todo en lugares con no muy grandes dimensiones.
La gente constantemente se queja del funcionamiento del ventilador, señalando a este aparato solo como un impulsor del calor, y más en días muy calurosos y con alto estrés térmico. Por otro lado, han sabido ver en el humidificador, a ese sistema capaz de provocar un microclima más cómodo y, sobre todo, saludable.
Ahora, ¿qué es tener un microclima ideal? Ciertamente el mero concepto ideal no existe en muchos contextos como tal, incluso en el rubro climático, puesto que la percepción del clima puede variar de persona a persona; unas aman el calor, otras tienen más predilección por climas fríos. Sin embargo, en un entorno generalizado, si se desea obtener un efecto microclimático equilibrado, lo mejor es adoptar un control de humedad y temperatura, con uso de humidificadores y sistemas desecantes. Esto es aún más relevante en ciertos aspectos comerciales, como espacios de almacenamiento y en la misma producción.
Mientras tanto, nos enfocaremos en un contexto residencial. Además de los sistemas antes mencionados, es aconsejable empezar a pensar en aquellas plantas de interiores perfectas para un ambiente interno. Esto no solo enfocándose en la humidificación, sino también en aquella vegetación de interior capaz de absorber el exceso de humedad.
Como ejemplo fehaciente, se puede observar el poder absorbente de una ‘Cuna de Moisés’ (Spathiphyllum). De acuerdo a expertos, este tipo de planta no solo es buena para secar el aire, sino también para la destrucción de esporas de moho, ideal para poner en espacios preponderantemente húmedos. Ahora, si se desea equilibrar el microclima, para evitar llegar a una desecación excesiva, que dicho sea de paso, también resulta perjudicial para la salud, entonces existe la opción del cedro blanco (Chamaecyparis). Esta planta de interiores y exteriores, posee una connotación mística del Japón, ya que se asegura, las almas de dioses y de las mismas personas, permean en el fantástico cedro. Más allá de eso, es notable el poder de este mismo, para humidificar el ambiente, refrescando cualquier estancia, e incluso, otorgando curación en aquellos que padecen de ciertas cefaleas. Solo hay que regarla regularmente y tenerlas en semisombra.
La planta cafetera es otra con capacidad absorbente, y en el proceso, proporciona un ambiente tropical durante la floración. En ese sentido, se recomienda tener una planta grande en los interiores de una casa u oficina. Para balancear los niveles de humedad, la Sanseviera o ‘rabo de tigre’, es una planta interior por excelencia, debido a su alta capacidad para generar grandes cantidades de oxígeno respirable. Además, ayuda a neutralizar los contaminantes internos generados por diversas actividades, como los formaldehídos.
Tener esta clase de vegetación en la casa o lugar de trabajo, junto a humidificadores y desecantes, indudablemente será de gran utilidad para todas las personas que pasan mucho tiempo en estancias cerradas.