La calefacción de convección por lo general calienta el aire circundante, desplazando el aire frío y calentándolo para que en su circulación envuelva toda la casa. De esta forma hay aire caliente constante en el interior de un recinto, sin embargo esto puede ser peligroso, ya que el uso excesivo podría generar problemas de humedad. Además el polvo, polen y bacterias se verían en circulación por efecto de aire, por lo que serán distribuidos por toda el área.
La alta temperatura más el aire sucio presentará afecciones al cuerpo humano, como enfermedades respiratorias o simplemente será un causante incómodo para las personas. Un calefactor infrarrojo como su nombre lo indica, funciona a través de un calor radiante, que no se enfoca en el aire ni en el cuerpo, sino el propósito de estos dispositivos es calentar el espacio, tanto techos como paredes.
La calefacción infrarroja permite que muebles y objetos de una recamara, sala e incluso áreas exteriores, absorban y acumulen el calor, otorgando una sensación térmica agradable y sana. De esa manera no hay problemas de polvo y humedad que se puedan generar con el calentamiento convencional. Este tipo de aparatos son ideales para personas que padezcan alergias e incluso asma.
La calefacción infrarroja distribuye el calor a través de ondas. El aire no elevará su temperatura, sin que solo se calentarán los cuerpos sólidos, la temperatura es constante y no tiene picos altos o bajos, por lo que humanos y animales se sienten muy a gusto en ambientes así.
Los calefactores infrarrojos son una gran opción de uso en el hogar u oficina, ya que resultan muy cómodos como se mencionó anteriormente. Además es eficaz en la generación de calor, por lo que ahorrará energía. Su uso es muy práctico, ya que se puede regular la temperatura como se desee. Un buen dispositivo para calefacción está hecho de materiales adecuados y duraderos; es recomendable acercarse con los expertos en sistemas de calefacción, para asesorarse apropiadamente.