La importancia de la hormesis en terapias relajantes para el cuerpo y mente del humano
Generalmente, a la hormesis se le define dentro de la toxicología. Pero dicha definición va más allá, porque implica al medio ambiente mismo, uno que puede ser propiciado a través de baños de vapor. La hormesis se puede entender como un proceso, donde la exposición a dosis bajas de agentes bioquímicos o factores ambientales, propicia una adaptación del organismo entero, o partes del mismo. Generalmente, esos agentes afectan en dosis altas, pero en dosis moderadas, podría ser muy beneficioso para cualquiera.
Un estado de estrés leve y controlado, puede ser provechoso para las células del cuerpo, reparando las mismas, y de paso, otorgándoles inmunidad. Básicamente, de acuerdo a varios gurús, la hormesis puede llegar a incrementar el umbral de resiliencia, con mejores respuestas a todo tipo de factores esencialmente estresantes. Generar esto a través de terapias de vapor o similares, ayuda a la salud de la gente, aumentando la expectativa de vida.
Ahora, para tener mejor experiencia en ciertos rituales relajantes, que vienen de antaño y permean hasta nuestros días, es esencial diferenciar una sala de vapor, de aquel recinto que basa su terapia en calor seco. ¿Qué te puede caer mejor, un ambiente húmedo o uno seco? Veamos.
Primero entender…Un vapor para baño, se considera un proceso fresco, cuyo porcentaje de humedad debe estar al 100% o muy cercano a dicho valor, con un rango de temperatura entre 43°C y 48°C. Naturalmente, la experiencia apenas entrando a este tipo de cuartos, será una percepción o sensación de pesadez, pero rápidamente adaptable, ayudando en el proceso, a la recuperación muscular, circulación de sangre, entre otras cosas. Aunque eso sí, lo más recomendable es tener la recomendación médica, en casos de hipertensión o problemas cardiacos directos. Lo que también se puede asegurar, es que esta clase de rituales sanadores, vienen heredados de sabiduría prehispánica en varias regiones del continente americano, porque también está la variante del baño turco, procedente de épocas otománicas.
Por otro lado, sabiéndose la redundancia del concepto, pero a veces necesaria diferenciarla de las terapias de vapor, la sauna seca, se trata de un proceso terapéutico en cuartos calientes, sin parámetros de humedad relevantes –máximo 20% de saturación–, cuyas temperaturas deben oscilar entre los 82°C y los 93°C. Estas terapias al igual que los recintos de vapor, poseen historia rica, datada –hasta donde se conoce– de épocas vikingas, al menos en tiempos de antaño en regiones escandinavas. La sauna es ideal para alivio muscular e incremento de flujo sanguíneo, sobre todo si se combina con duchas frías.
Beneficios del vapor para baño
Alivia dolencias musculares y articulares. Esto lo agradecen especialmente algunos tipos de personas: los adultos mayores y los deportistas de alto rendimiento. Aunque las primeras deberían siempre estar bajo supervisión médica, o al menos percibir consejos de sus doctores de confianza.
Hidratación de piel. Especialmente para personas que necesitan tener una dermis en perfectas condiciones. Asimismo, para aquellos con problemas subcutáneos, como infecciones o abscesos. Estos también deben tener supervisión médica, antes de tomar terapias de sauna húmeda o seca.
Aflojamiento de flemas y mucosidades. En caso de congestiones nasales, las terapias de vapor son las mejores para descongestionar las mucosas. En general, para las enfermedades respiratorias, nada mejor que estos rituales.
Beneficios cardiovasculares y anti-demencia. Por ello, las terapias de vapor y sauna, están súper recomendadas para personas de edad avanzada, ya que se minimizan los riesgos de accidentes cardiovasculares, y disminuye el riesgo de Alzheimer y otras enfermedades demenciales. Se vuelve a repetir, se recomienda la supervisión médica.
Se fortalece el sistema inmunológico. Esto es grandioso para personas con enfermedades crónicas respiratorias. Quizás este tipo de terapias, es lo que se necesita para esos casos.
