De acuerdo a varias organizaciones y sociedades clínicas hospitalarias y microbianas, una de las principales razones de la mortandad en hospitales alrededor del mundo, se debe a una exposición bacteriana o virulenta en nosocomios y las mismas enfermerías, por una negligencia en la higiene impoluta que debe haber en dichos lugares. La consecuencia más terrible es la pérdida de vidas, eso es claro, pero además, también produce derramas económicas importantes para cualquier ciudad.
¿Una de las claves para evitar esto? Simple y sencillamente a través de la sanitización nosocomial, con uso de desinfectantes, nebulizadores e incluso, cañones de supresión de polvos en las inmediaciones de urbanización hospitalaria.
Es importante que haya criterio en la elección de sanitizantes y equipos de nebulización para limpieza profunda. Por ejemplo, los biocidas con alta eficacia siempre serán fundamentales para estos procesos vitales, siempre y cuando estos no dejen rastros químicos que sean todavía más perjudiciales para pacientes y personal médico y de enfermería.
Con estos procesos de sanitización hospitalaria a través de nebulizadores y desinfectantes, lo que se puede lograr es: evitar errores humanos con la limpieza profunda de instalaciones y todo lo que conlleva, como utensilios, maquinaria y los mismos ductos de aire acondicionado. Definitivamente, los procesos de nebulización ahora más que nunca, fungen como una de las mejores soluciones tecnológicas para seguridad microbiológica.
Es correcto saber, que el hospital no precisamente se puede catalogar como el mejor por el nivel de médicos y personal de la salud; eso no servirá de nada, si no se cuentan con buenos procesos de desinfección, planeados y ejecutados por ellos mismos, o por un buen personal de limpieza. Se tiene que evitar la pérdida de pacientes por una deficiente higiene en hospitales y enfermerías.
Las infecciones hospitalarias se derivan más que nada, de la contaminación cruzada que puede darse entre las distintas áreas, sobre todo cuando estas están interconectadas de alguna forma. Tal amenaza se incrementa todavía más, por la presencia de microrganismos ultrarresistentes que se pueden desarrollar en zonas específicas. A esto, hay que añadirle la invariable transformación de materia orgánica dañina que resulta del constante paso de personal y civiles por hospitales y enfermerías.
Desde luego, esta clase de amenazas hay que erradicarlas con una sanitización eficiente, a través de nebulizadores y desinfectantes en cada una de las áreas, en todos los rincones y en cada utensilio que se usa.
Lamentablemente, en muchas instalaciones de salud públicas e incluso, algunas privadas, estos procesos de limpieza profunda resultan complicadas de planear y ejecutar, ya sea por: desconocimiento del personal médico; ineficiencia del personal de higiene en turno; ignorancia de nuevas tecnologías en equipo de desinfección y sanitizantes biocidas; o simplemente por seguir manejando protocolos ya desfasados, incapaces o reacios a un cambio más actualizado.
Esta falta de planeación y gestión para la limpieza profunda, llevará a la necesidad de muchos trabajadores para realizar tan importantes tareas con las técnicas que ello implican. También algunas instalaciones poseen zonas críticas para focos de infección, que además resultan de acceso complicado, resultando una descontaminación ineficiente en todos aspectos. Asimismo se lidiará con ambientes que suelen tener un mal tratamiento de higiene. El desconocimiento en uso de nuevas tecnologías para sanitizar por medio de nebulizadores u otros sistemas novedosos, sin planeación y personal adecuado, podría ser una amenaza a la labor cotidiana de médicos y enfermeros. Las cuestiones económicas también se verán afectadas, por la relación de costo-eficiencia en la sanitización nosocomial.
Es trascendental optimizar la desinfección en hospitales y enfermerías, para que el error humano ya no sea un factor en la contaminación de lugares críticos dentro de esas áreas, y que lleve trágicamente a fallecimiento de pacientes.