En entradas anteriores hemos destacado los beneficios que un baño de vapor puede tener sobre el estado general de nuestro cuerpo, desde la piel y el cabello hasta el sistema inmunológico y nuestro estado de ánimo, pero poco hemos hablado de los orígenes de esta práctica. En esta ocasión te contaremos en dónde se originó la sauna y algunas curiosidades sobre las tradiciones que giran en torno a este tipo de baño. Además te daremos algunos consejos para que la uses correctamente.
En alguna ocasión hicimos la distinción entre dos tipos de saunas: las húmedas y las secas. Las saunas húmedas son mejor conocidas como baños turcos y tradicionalmente tienen lugar en diferentes salas por las que los usuarios tienen que transitar. En cada sala existe una temperatura específica que va desde los 25°C hasta los 60°C y finaliza con un baño en una piscina de agua fría. En los baños turcos se utiliza agua para elevar la temperatura de las salas, pero idealmente se usan aguas termales, es por esta razón que la humedad dentro de la sala es alta.
Por otro lado están las saunas secas, o finlandesas, a las que nos enfocaremos a hablar en esta entrada. Este tipo de saunas se componen de una única sala con revestimientos de madera en la que el calor se obtiene calentando piedras con electricidad o leña que desprenden vapor cuando se vierte agua sobre las piedras para elevar la temperatura de la sala. El interior de las saunas finlandesas puede alcanzar temperaturas que van entre los 70°C hasta los 100°C y su nivel de humedad no es tan elevado como el de los baños turcos.
Desde hace alrededor de 7000 años, las saunas son utilizadas por los finlandeses y hasta la actualidad son parte de la tradición de los pueblos escandinavos. Se cuenta que surgieron de la costumbre de tomar una ducha cuando el agua estaba completamente helada y en sus orígenes funcionaba de la siguiente manera: en una pequeña sala de madera se calentaban piedras en un recipiente, esto con ayuda de una caldera de leña, posteriormente se tiraba agua helada o incluso hielo sobre las piedras calientes de manera que se evaporaba el agua elevando la humedad en la sala. Esto se hacía a determinados intervalos de tiempo, mientras las personas en el interior se relajaban y eliminaban las toxinas de su cuerpo a la vez que hidrataban su piel, estimulaban su circulación y fortalecían su sistema inmune por la acción del vapor de agua sobre su cuerpo. De hecho, esta manera de utilizarla pervive hasta nuestros días y aunque también existen estufas eléctricas, lo más común es que se prefieran las saunas tradicionales.
La sauna para los finlandeses no tiene únicamente valor por los beneficios que aporta al estado general del cuerpo y no forma parte de sus costumbres sólo por hábito de higiene, de hecho las saunas les permiten crear vínculos con otras personas, despejarse mentalmente y limpiar no sólo su cuerpo sino también su espíritu. Es por la anterior que es una tradición que ha sobrevivido al paso de los siglos y desde que los niños son aún muy pequeños, son llevados por primera vez a las saunas. Es justamente por esta razón que cuando son mayores difícilmente pueden dejar de usarlas, de lo contrario pueden incluso llegar a sentirse incompletos.
Finlandia es conocida mundialmente por ser un país de gente callada y reservada y por ello cuando decimos que los finlandeses en las saunas crean vínculos con otras personas podría resultar difícil de creer. Si bien, efectivamente los finlandeses se caracterizan por ser silenciosos y reservados, el hecho de compartir una sala de sauna con otra persona es ya un gran gesto que denota hospitalidad y agrado por la compañía y no es de extrañarse que pasen horas dentro de la sala platicando o simplemente relajándose en silencio. De hecho se dice que las decisiones importantes se toman en las saunas, pues son espacios ideales para despejar la mente y reflexionar.
Si alguna vez estás de visita en Finlandia seguramente te invitarán a una sauna. En las casas de Finlandia existen saunas pequeñas que por lo regular funcionan con estufas eléctricas, pero en las casas de campo siempre encontrarás saunas tradicionales. La primera recomendación que te podemos dar si vas a ir a una de estas salas con finlandeses es que pierdas el pudor de estar desnudo frente a otras personas, para los finlandeses la desnudez es de lo más normal pues desde que tienen apenas meses de edad se acostumbran a ella en las saunas por lo que el morbo no tiene lugar en estas salas. Antes de entrar a la sala se recomienda que te des una ducha del cuello para abajo y que te prepares mentalmente porque al interior la temperatura estará muy elevada. Se acostumbra que primero entren las mujeres, que por lo regular no elevan tanto la temperatura y que cuando terminen los hombres usen la sala, ya cuando la temperatura está elevada y puedan hacerla subir aún más agregando más agua a las piedras calientes.
Al salir de la sala se toma una ducha de agua fría o se toma un baño en el lago o en un hoyo en el hielo, claro que esta práctica sólo es para las personas que están acostumbradas porque de lo contrario podrían sufrir un fuerte shock que afecte a su corazón. Se acostumbra alternar el vapor de la sala con baños de agua helada a ciertos intervalos y un punto clave es sólo utilizar jabón en la última ducha antes de abandonar definitivamente la sauna.