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Ejercicios acuáticos para el tratamiento de enfermedades o lesiones musculares (Parte 1)

2 mayo, 2016

Uso de piscina para tratamiento de síndromes generales:

La alberca es una zona ideal de recreación social o familiar, que sin duda es altamente beneficioso para nuestro sistema, ya que ayuda a ejercitarnos y mantenernos activos. Pero la natación va más allá de eso, ya que los beneficios pueden ser realmente sustanciales.

Al punto de ser recurridos por especialistas médicos para el tratamiento de afecciones o lesiones, como ejemplo, la mayoría de los ortopedistas, al tratar una lesión de rodillas, tobillos o demás articulaciones, implementan al paciente rutinas de gimnasio y ejercicios en la piscina, mediante flexiones, movimientos ondulatorios, entre otros.

Las actividades como las terapias acuáticas responden a la posibilidad de compensar algunas patologías en el cuerpo humano.

Asimismo las descompensaciones musculares se pueden rastrear de acuerdo a los síntomas o señales que son desencadenados por las distintas enfermedades; por ello, es trascendental el saber cómo será la función muscular dependiendo del des-acondicionamiento físico y cómo éste repercutirá en nuestra anatomía.

Por ejemplo, los músculos estáticos (tónicos) o también llamados posturales son los que se encargan de estabilizar nuestro cuerpo, ya sea en reposo o en movimiento. Estos músculos en su mayoría pertenecen al tronco del cuerpo, como el recto anterior del cuadricéps (región abdominal), los músculos oblicuos, además de isquiotibiales, aductores, entre otros.

Los expertos recomiendan realizar ejercicios en el agua para fortalecer dichas partes, sobre todo en aquellas personas que padecen de dolores crónicos en espalda, en el área de la columna vertebral.

Un ejercicio común para el alivio de los posturales es la caminata en el agua, utilizando varias profundidades de la alberca, esto ayudará a relajar las articulaciones.

Por otro lado están los músculos fásicos o dinámicos, éstos a diferencia de los tónicos, no cuentan con una masa considerable de musculatura, más bien su principal propósito es la de contraer dinámicamente las coyunturas por medio de movimientos específicos.

Por su naturaleza ligera y poco resistente, no necesitan aguantar el estiramiento muscular, solo con que efectúen el movimiento del cuerpo.

Algunos de estos músculos son el glúteo mayor, deltoides, romboideos, tríceps braquial, entre otros; es normal que con el tiempo y por la demanda de movimientos éstos de vayan debilitando, por ello es esencial que los músculos fásicos aumenten en potencia, fuerza y que logren una condición aeróbica adecuada mediante ejercicios en piscina, a través de movimientos dinámicos y potentes como natación.

Los síndromes o desórdenes generales como la osteoporosis (fragilidad en el sistema óseo por la reducción de la densidad de los tejidos de los huesos); fibromialgia (dolores crónicos musculares con síntomas de cansancio y fatiga); poliartrosis (afección degenerativa más común que se presenta en más de 4 articulaciones).

Desórdenes post-operación e inmovilizaciones extensas y otras más neurológicas como la psicastenia (tipo de neurastenia o depresión que engloba fobias, obsesiones, angustias, sentimientos de extrañeza ante el mundo e inhibición intelectual o social); sedentarismo (modo de vida poco activo que puede originar problemas cardiovasculares).

Terapias para tratar los síndromes generales en la alberca

  1. Ejercicios acuáticos básicos, tomando en cuenta el cuadro patológico que esté presente en el paciente. Primero es necesario acostumbrarse al agua, teniendo contacto con la misma, sumergirse lentamente y de manera progresiva, poco a poco irse liberando del piso y de las orillas, tratando de mantener un equilibrio del cuerpo con respecto al agua. Asimismo hay que desplazarse por el agua sin mucho esfuerzo, flotar boca arriba y de vez en cuando sumergirse un poco hacia el fondo con ojos abiertos.

Asimismo la respiración es transcendental, ya que entre mejor lo hagamos, las actividades a realizar serán mucho más fáciles; por eso, se recomienda hacer ejercicios previos de control de las vías respiratorias, para estar listos en la ejecución de la terapia.

Posteriormente se podrá efectuar la flotación estática, ya sea en solitario o asistido por una persona, para que salga correctamente este ejercicio, es esencial la relajación de nuestro cuerpo, para que la densidad del agua fluya con nuestro peso y contracción muscular, la respiración es muy importante.

Los giros acuáticos son una gran opción en la que se desarrolla un sentido de la propiocepción, es decir, la sensación y percibimiento de nuestras partes corporales, como músculos, huesos entre otros, con respecto a un medio, en este caso el acuático.

Éstos se harán con más confianza conforme vayamos conociendo más el entorno terapéutico. Igualmente, los ejercicios de lanzamiento y recepción de algún objeto, nos ayudará a trabajar los miembros superiores, mientras se ejercite nuestra coordinación en el agua, además de que es una actividad muy entretenida y social.

Los ejercicios de saltos son actividades que fortalecen nuestras piernas y columna vertebral, además de generar una confianza importante con el medio, sin embargo, hay que recurrir al cuadro de diagnóstico o al especialista en cuestión para que no represente un riesgo. Los saltos pueden ser desde la orilla de la piscina, o desde un trampolín de altura baja  emplazado a un costado de la misma.

En el siguiente artículo seguiremos profundizando en las terapias para el tratamiento de síndromes generales, como ejercicios de marchas, desplazamientos, actividades específicas, entre otros.

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