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AGUA CALIENTE

2 octubre, 2015

Como es bien sabido, el agua constituye una parte fundamental en nuestras vidas. De hecho, sin ella no sería posible que nuestro cuerpo realizara los procesos fisiológicos necesarios para mantenernos vivos. Esto no sólo se limita al ser humano, el agua es una necesidad de todos los seres vivos en menor o mayor cantidad, ya sea de manera directa o indirecta.

En el caso de los humanos, de un 65 a 75 por ciento de nuestro cuerpo está compuesto por agua y la necesitamos tanto para tomarla directamente como para producir nuestros alimentos, para el aseo personal y para muchas otras actividades que facilitan nuestra vida, como la producción de energía, el funcionamiento de máquinas y producción de artículos de todo tipo.

El agua se encuentra presente en nuestra vida cotidiana prácticamente en todo momento pues, como ya mencionamos, forma parte de procesos fisiológicos, físicos e industriales que mantienen en funcionamiento nuestro cuerpo, que nos abastecen de alimento y es utilizada para fabricar múltiples aparatos que utilizamos a diario, e incluso es un elemento fundamental para la producción de las prendas con que nos vestimos.

Si bien, el agua es necesaria para innumerables procesos, por lo regular sólo tenemos conciencia de su importancia cuando se trata de tomarla para evitar la deshidratación de nuestro cuerpo o cuando la usamos en tareas domésticas, como lavar la ropa o trastos de cocina, para preparar los alimentos o bien, para nuestro cuidado e higiene personal.

Pensar en una vida sin la comodidad que el abastecimiento público de agua potable representa es impensable para la mayoría de las personas, principalmente de las que viven en las ciudades, donde además existe la necesidad de contar con agua caliente para uso sanitario, es decir para utilizarla en baños y para la limpieza general, tanto de nuestro cuerpo como de utensilios de cocina y de las instalaciones del hogar.

Los métodos para obtener agua caliente  son variados y pueden ir desde utilizar leña o una estufa de gas para calentar el líquido, hasta exponer el agua en recipientes directamente a los rayos del sol hasta que alcance la temperatura deseada. Sin embargo en las casas habitación el más usado es un calentador de agua o boiler que puede funcionar con gas, electricidad o bien, con energía solar. Hay diferentes tipos de calentadores de agua que se distinguen entre sí más que por el tipo de energía que utilizan, por su diseño y la manera en que funcionan.

Encontramos así calentadores de acumulación, que cuentan con un depósito donde se acumula  y calienta el agua. La capacidad de este tipo de calentadores es variable, regulan su temperatura por un termostato y suministran tantos litros de agua como la capacidad del depósito lo permita a una temperatura constante.

Los de acumulación también son conocidos como termos y se caracterizan por ocupar bastante espacio (claro, esto depende de la capacidad del depósito) y una vez que se agota el agua caliente disponible en el depósito les toma un tiempo volver a calentar el agua que recién entra al sistema.

Otro tipo de calentadores son los de paso, que se encienden sólo cuando detectan la circulación de agua, es decir, cuando abrimos la llave de agua caliente su sensor de flujo envía la señal de encendido para que calienten el agua que requerimos. La principal ventaja de usar este tipo de calentadores es que la cantidad de agua no depende de la capacidad de almacenamiento de ningún depósito, ya que se calienta conforme circula por el sistema por lo que su disponibilidad no está limitada.

La temperatura del agua en estos calentadores también se regula con un termostato y en los equipos más modernos se puede controlar la temperatura de manera electrónica en
grados. Además ocupan mucho menos espacio que un boiler de acumulación.

Otro tipo de calentador es el solar, que aprovecha la energía térmica del sol para calentar el agua que circula por unos tubos de vidrio al vacío que componen el sistema. Hay calentadores solares de agua activos, que no requieren de una fuente de energía externa para hacer circular el agua ya que funcionan por un sistema termodinámico, y pasivos, que emplean motores para bombear el agua.

Un boiler solar, ya sea pasivo o activo, además de cuidar el ambiente aprovechando una fuente de energía natural, cuida la economía de quien lo instala ahorrándole el pago de consumo eléctrico o de gas que requieren los calentadores convencionales para funcionar.

Por otro lado, para uso industrial existen calderas que básicamente son contenedores metálicos por los que circula el agua. Están equipadas con barras que se calientan por gas, madera, combustibles fósiles, fisión nuclear o resistencias eléctricas y en este sistema el agua fluye en un ciclo. Las calderas, como ya mencionamos, son más
utilizadas para el abastecimiento de agua en industrias, aunque también se pueden instalar en el hogar y son una parte fundamental de sistemas de calefacción.

Contar con un calentador de agua en casa hace mucho más cómodo y placentero el aseo personal, sobretodo en las temporadas de frío. También nos fa
cilita la limpieza de prendas, de utensilios, artículos e instalaciones de la cocina que presentan manchas que con agua fría o a temperatura ambiente no se pueden eliminar.

Esto sin mencionar las propiedades terapéuticas del agua caliente que puede ayudar a tratar padecimientos del sistema musculoesquelético como dolor e inflamación, además estimula la circulación sanguínea, elimina toxinas y genera un efecto relajante que beneficia a nuestra salud mental y corporal.

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